Llega el invierno. Llegan los días fríos y los cielos tan negros como el anochecer. El viento gélido de los días en los que tienes que usar los guantes porque sientes como tus manos se congelan poco a poco y tus articulaciones se quedan inmóviles. Los jerséis de cuello alto y esos grandes abrigos que te transmiten el calor a pesar que no permitan moverte con ellos. Yo en estos tiempos en lo único que pienso es en acurrucarme en el sofá con una buena taza de té caliente y un libro de fantasía que tanto me hacen disfrutar, junto al fuego de la chimenea que deslumbra un color anaranjado y el árbol de navidad que parpadea con sus luces más brillantes y cálidas. Estas luces del árbol siempre me hacen recordar a las estrellas, esas estrellas que siempre iluminan el cielo cuando éste oscurece y se queda negro. Ya queda menos para que llegue la Navidad, esa fiesta que todos deseamos que sea ya al fin (o al menos yo), porque un descanso después de este largo año siempre viene bien. Podemos observar como el paisaje poco a poco consigue obtener esos colores fríos y oscuros, que a pesar de ello al invierno le hace ser una estación preciosa. Podemos ver a los árboles desnudos y los suelos llenos de hojas; la nieve caer, que deja blanca todos los tejados de las casas blancos; y como la luna brilla con fuerza.
Es cierto que viajar siempre es una experiencia maravillosa, pero si le añadimos el encanto de esta época de año entonces se convierte en algo realmente especial.
La Navidad no es un acontecimiento, sino una parte de su hogar que uno lleva siempre en su corazón.
Me gustó mucho el texto, escribes genialmente :3 jaja
ResponderEliminarun besito, a ver cuando nos hablamos x twitter ^^
Owww, ¡muchas gracias, cielo! Jolín, siempre se me olvida el usuario de tu twitter jajajajajaja. ¿Puedes hablar ahora? :D xx
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