Ese momento en el que empiezas a recordar los buenos momentos con tus amigos, los momentos más apreciados, en los que piensas que la mejor medicina para la memoria es volver atrás para revivir cada sentimiento junto a ellos, que no importa lo mucho que tengas que hacer para conseguir una máquina del tiempo, porque es eso lo que realmente deseas. Un abrazo cálido que siempre te vuelve capaz de hacer cualquier cosa otra vez, ese abrazo que te anima a seguir adelante o a seguir yendo por el camino adecuado y más correcto. Porque la gente siempre puede cambiar, pero la memoria y los recuerdos más bonitos siempre quedan ahí, en lo más profundo de tu cabeza, y quizás en lo más profundo de tu corazón marcados para siempre como un sello sin poder ser borrado y aunque suene ridículo, ni siquiera con típex.
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