Siempre he rondado de aquí para allá, intentando encontrar mi lugar llegando a un fracaso total. Algunas veces, no tenía otro remedio que permanecer allí, pero suspiraba aliviada cuando observaba cómo esas cajas de cartón se iban amontonando al lado de la puerta, y más tarde salían hacía el camión.
Me he ido acostumbrando a eso de no residir en una misma ciudad durante varios años seguidos, algo a lo que realmente le cogí cariño aunque cueste creerlo. He llegado a estar en la situación de agobiarme en cuanto me encuentro muchos años en un mismo lugar. Tal vez por los errores que voy cometiendo, por los recuerdos, o por las personas..no lo sé.
Solo sé que no es lo mismo mudarse de ciudad, que mudarse de casa en una misma ciudad. Muchas personas pueden decir:; este es mi cuarto. Yo nunca he podido soltar esas palabras con orgullo, porque nunca he tenido un cuarto propio que hablara por mí. Y, cuando siento que ese momento ha llegado, que he encontrado mi cuarto, un verdadero lugar donde estar realmente tranquila y en paz, todo se desmorona.
Tenía la ilusión de poder decir que por fin tenía una casa en la que permanecer siempre que lo necesitara. Una casa a la que llamar hogar. Pero entonces siento cómo desean volver a poner maletas sobre mis brazos y cajas sobre el suelo.
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