viernes, 13 de junio de 2014

Fears.

Y es que realmente eres libre de hacer lo que quieras, pero el problema es que no lo parece. Quieres decir las cosas que sientes a cada momento, pero no eres capaz, sólo porque tienes miedo de lo que puedan pensar de ti o por causarle daño a una persona; quieres hacer esas cosas que nadie suele hacer, y tienes miedo de que te juzguen por ello, que te juzguen por tu indiferencia con los demás; quieres expresar tus gustos, pero no lo haces porque la gente se distancia porque no piensas igual que ellos. Pero que seas diferente, no quiere decir que sea algo malo, de hecho, es el mejor sentimiento. No hay nadie como tú. Y el momento de mayor esplendor es cuando te das cuenta de que has hecho todo lo que debías y has cumplido tu trabajo. Has afrontado tus miedos, y es en ese instante cuando esa jaula en la que crees encontrarte, no es nada. Una simple simulación en tu cerebro. Los barrotes desaparecen en un abrir y cerrar de ojos y pones pie en suelo firme. Posteriormente extiendes tus alas, y despegas hacia la nada. Es así como te sientes cuando pisoteas tus miedos que se extienden por tu cabeza. De golpe te sientes libre, porque no hay nadie, ni nada que te permita que no puedas hacer algo. Ya ni siquiera ese miedo.

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