miércoles, 3 de septiembre de 2014

Tantos momentos vividos y tan pocos días a los que poder regresar. Es en ese instante cuando tu mente asimila lo importante que puede llegar a ser una persona, o esa persona en sí. La misma sensación que cuando en tus días de niñez tocaba tirar los juguetes sucios y rotos que tanto te gustaban, comprendiendo la realidad de que nunca los ibas a recuperar. Ese vacío surge del mismo baúl en el que aparecen las mariposas cuando te enamoras, es tan doloroso e irritante como cuando te das cuenta de que él, la única persona que ha sido capaz de enamorarte a base de palabras y acaricias, no es tu príncipe. Sin una pizca de piedad de las consecuencias, tu corazón se rompe en mil pedazos con tan solo pensar en aquellos individuos que han sido capaz de hacerte feliz en tan solo un mes y que ahora se encuentran a 365 días de ti. 


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