miércoles, 21 de septiembre de 2016

Espontáneo y reservado.

Dicen que los planes más espontáneos, los besos más inesperados y los encuentros más casuales tienden grabarse a fuego en tu memoria, ¿y quién soy yo para negarlo?
Nunca jamás he tanteado con los corazones de las personas, más bien he impedido provocar un estropicio propio de mí carácter, evitando así más contusiones.
No me gusta mantenerme al margen, pero en ocasiones es necesario privarse, no por el bien personal ni mucho menos, por esa culpa que usurparía en mi interior si fuese la causante de las heridas. Prefiero ser el sentimiento que surge a través del daño de otras personas, ese trazo de luz que aparece cuando comienzas ver el mundo en blanco y negro, y sientes que el corazón se deteriora.
Quiero verme involucrada en aquellos capítulos del pasado, y que me recuerdes con añoro, que sientas que precisas de mi aroma, y que agarres esa nube de un gran pretérito y la guardes con la misma intensidad con la que me has amado.
Dicen que las caras más borrosas, los recuerdos más anhelados y las palabras más dulces se graban a fuego, pero quizás ya formen parte de un ayer.

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