domingo, 6 de diciembre de 2015

La historia comienza en mitad de un sueño. Una joven chica recorriendo pasillos en busca de su amado. El esbelto cuerpo de la dama está a la mira de numeros cuadros que aguardan la extensa habitación. Ella corre contrarreloj, mientras que los ojos de la Mona Lisa se posan en el antifaz que le oculta la parte superior del rostro, y las estrellas del cuadro de Van Gogh no son las únicas que iluminan la noche. Las sombras de los caballeros armados que acechan en las esquinas cada vez se vuelven más siniestras, y las antorchas que iluminan la oscuridad, se apagan conforme ella se aleja. El corset casi no la deja respirar, y siente como el corazón le bombea con fuerza, aunque duda de sus sentidos, pues es por el mero hecho de que es así como él le hace sentir cuando la mira, por lo que sabe que rendirse no es una opción. Desde luego, la bella dama no se da por vencida con facilidad, y ese rasgo es una de las tantas cosas por las cual él se siente ligeramente atraído a su ser. No por sus ojos del color esmeralda, o por las pequeñas pecas que adornan su cara, ni mucho menos, más bien por el afán de dejar atrás cualquier expresión que la defina como una princesa débil. Ella es mucho más que belleza o inteligencia, más que dulces cuerdas vocales. Se podría decir que ha aprendido de todos los errores que ha cometido en el pasado, pero ni siquiera su propia historia la define. Y él lo sabe, sabe más de lo que todos en aquella fiesta de máscaras pueden imaginar, de tal manera que, el caballero, no solo siente que se ha enamorado perdidamente de una chica que no quiere ser protegida; él la ha observado con tanto detenimiento y tan detalladamente como para saber que ella misma es su propio escudo.
Mientras él recuerda su cálido aliento a escasos centímetros de sus labios, y ella sus cálidas manos rodeando su cintura, ambos dan por finalizada la magnífica noche. Su amado se encuentra mucho más cerca de lo que piensa, pero no lo logra alcanzar. Aunque la dama sabe con seguridad que el caballero de alta estatura y cuerpo corpulento va más allá de su sueño, sobrepasando la realidad; es tan real como el beso que él le ha robado, y que a cada instante que ella cerrara los ojos encontraría su mirada misteriosa merodeando por los alrededores del castillo, esperando una nueva aventura.

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