Tú no puedes evitar quererme, ignorar que estoy mal porque pienso demasiado en "nosotros", y yo te digo sí puedes evitarlo e ignorarlo, a cambio de un precio, pero puedes hacerlo, aunque una vez más crees que no existe esa posibilidad. Porque sabes lo que te estoy pidiendo, y para ti alejarte nunca ha sido una opción.
Yo te pido que pienses más en ti, y no en mí, porque no quiero quitarte el buen sabor de boca, mientras que tú sigues insistiendo en que yo soy ese buen sabor a menta.
Tú me repites que soy la parte positiva, pero yo exclamo obstinada que estás demasiado empeñado en no cambiarte de carril, aunque creas ver la luz al final del túnel, es un tren a toda velocidad que intenta arrollarte, pero tú me respondes con la estrofa de una canción I don't care if the explosion will ruin me.
Yo una vez más intento recordarte que tu felicidad no depende de mí, y tú objetas que soy parte de la ecuación. No quisiera estarlo, despeja la "x" y obtendrás la solución, declaro.
Tú sabes que las matemáticas nunca han sido mi fuerte, pero yo te digo que sí sé de letras. Quizás no sepa de mates, Einstein, pero a lo mejor deberíamos basarnos en el abecedario: no quiero ser el nombre que complete la oración.
Yo reitero que una vez que despejas todos los factores de la ecuación, la solución es solo un número reducido, cuando tú me respondes como mi felicidad sin ti. Enuncio: No has probado a multiplicar ese número por otro que no sea cero, cariño.
Tú y yo intentamos basarnos en metáforas que intenten explicar nuestro rompecabezas, pero tal vez esas incógnitas estuviesen escondidas entre las letras de la ecuación, x e y, o entre los pronombres tú y yo.
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