viernes, 19 de enero de 2018

Porque soy yo la que sostiene la pluma. La que va a dejar la tinta de mis pensamientos como heridas sobre la piel. Cicatrices del pasado plasmadas en un libro. Lo que mi corazón no se atrevió a decir y lo que mi mente deseaba revelar. El dolor y la felicidad como caras de una misma moneda, que se entremezclan para dar forma a los momentos inesperados, esos en los que lloras de alegría, y sonríes tristemente. Voy a recordar esos momentos en los que parece que todo se derrumba, que llevo tanto peso encima, tantas capas de dolor, de ese que nadie puede observar, que va a llegar un momento en el que voy a recrear el propio Big Bang una vez que me desplome. Porque mis lágrimas van a ser la propia lluvia, y mi sonrisa el mismísimo sol. Voy a desprender frialdad en esos ojos llenos de rabia y calidez una vez que vuelva a casa tras mucho tiempo sin ver el amor personificado. La pluma de este libro, la pluma de mi vida, la sostengo yo. Me hago cargo de mi pasado, de mi presente y de mi futuro, de todas las malas decisiones que me harán más fuerte, de todo las buenas que me harán mirar al cielo y dar las gracias. Y si intentas quitarme la pluma, seguiré escribiendo con el dedo o con el corazón, pero nadie podrá quitarme quien soy, ni nadie podrá borrar mi historia. Nadie podrá quitarme el hambre veraz que tengo de darlo todo, de luchar, de ser fuerte, de mirarme al espejo y decir «no me voy a rendir». De decirle a la muerte que nadie le ha dado vela en este entierro y que se vaya a tomar por culo,... Porque, aquí estoy yo. Con el dedo del medio levantado y repitiendo «gracias, pero me quedo con el gran regalo de la vida». Y así, conviví con mis perturbados pensamientos entre las hojas salvajes del otoño y las flores dichosas de la primavera, entre emociones escondidas por las páginas, donde en las mismas apenas podía reconocerme, y donde conseguí hacerme famosa entre multitud de letras que se emborronaban cuando pasaba la mano por encima y, sobre todo, me hice famosa por haber estropeado algunas zonas de papel mojándolas con mis lágrimas, donde estas eran las únicas culpables del asunto. Soy famosa en este respetado libro porque lo hice mío, tan mío que se llevó los trozos rotos de mi corazón para arreglarlos, y se los quedó. Aún los espero con ansia porque necesito terminar el puzle, debo seguir escribiendo mi presente y mi futuro, con todo el afán de cubrirme las manos con tintas y dejar huella, gritar a los cuatro vientos que no llevo cadenas. Ser consciente de mi mala caligrafía, de los errores puntuales y de que, el escenario se cierra con un punto final. Pero, eso, ya es cosa mía.

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